Desde que tengo uso de razón me ha apasionado el comportamiento humano y la manera en que nos relacionamos con otras personas. Este esfuerzo por conocerme y comprender a los otros, en un proceso de constante reflexión, me ha ayudado a descubrir mi verdadera vocación: ayudar a los demás.

Debido a mi formación y experiencia profesional, como actriz y psicóloga, he podido experimentar, en primera persona, los enormes beneficios asociados a la práctica de las Artes Escénicas y la profunda transformación que opera sobre los individuos. El trabajo actoral obliga a un proceso de introspección que acrecienta el conocimiento de uno mismo, fomenta la autoestima y la empatía, sentando las bases para una relación más saludable y sincera con los demás. Necesitamos relacionarnos, como seres sociales que somos. Y en la ficción un actor no es nadie sin su compañero. De ahí la necesidad de crear el proyecto KoiZen, con el objetivo de llegar a los colectivos más sensibles.

Considero un privilegio sumamente gratificante poder ayudar a las personas a mejorar su bienestar a través de las Artes Escénicas.